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lunes, 3 de junio de 2013

No hay libertad política sin libertad de conciencia


Nos parece interesante la entrevista realizada al almagreño Ángel Luis López Villaverde, en el digital MiCiudad Real, ante la presentación de su libro El poder de la Iglesia en la España contemporánea.La llave de las almas y de las aulas.
El citado autor es Profesor titular de Historia Contemporánea de la Universidad de Castilla La Mancha, ejerce su docencia en el campus de Cuenca, tanto en la Facultad de Periodismo como en la de Ciencias de la Educación y Humanidades.

Transcribimos algunos apartados especialmente interesantes:

Pregunta.-La expresión “democracia laica”, ¿es una expresión redundante?.

Respuesta.- No hay democracia plena sin un estado laico porque no hay libertad política sin libertad de conciencia. Y esto interesa tanto a quienes profesan alguna confesión religiosa como a los agnósticos o ateos. A quien no interesa es a los dogmáticos, a quienes interpretan su fe religiosa desde posiciones neointegristas y no aceptan la diversidad ni la pluralidad, consustanciales a la convivencia democrática.

Pregunta.-En la historia que transcurre entre la necesidad de unidad política y administrativa de Recaredo hasta la actualidad, expone en su obra el vínculo y la convergencia existente entre los intereses geopolíticos de las monarquías hispanas y los intereses de poder económico, educativo, simbólico, etc., de la jerarquía eclesiástica católica. A su juicio, ¿cuáles son las claves de la alianza entre el trono y el altar en España?

Respuesta.-En el libro lo explico de manera más extensa. Aun siendo consciente de que cualquier resumen implica una simplificación que se presta a la manipulación, y que la relación entre la autoridad política y religiosa ha ido variando históricamente, se puede decir que la jerarquía eclesiástica se ha servido tradicionalmente de las autoridades políticas para obtener mayor peso social y que estas se han beneficiado de la capacidad del catolicismo no sólo para la legitimar el orden establecido sino también para forjar el necesario universo simbólico capaz de estructurar los intereses y comportamientos sociales. Claro que esto resulta un arma de doble filo porque igual que la institución tiene capacidad de legitimar el poder constituido, también la tiene para deslegitimarlo. En cualquier caso, tras siglos de unidad religiosa (iniciada por Recaredo y culminada por los Reyes Católicos) se inicia la era contemporánea con la plasmación de la idea constitucional de nación católica, que da paso a un confesionalismo sólo interrumpido durante la Segunda República, y cuya sombra se ha proyectado, de manera limitada, por supuesto, en el marco supuestamente aconfesional actual. En consecuencia, la Iglesia católica obtuvo en España lo que, metafóricamente, describo como “llave de las almas”, que se acompañó de la “llave de las arcas” hasta el siglo XIX y, una vez perdida ésta (como consecuencia de la revolución liberal), accedió a la “llave de las aulas”, que es la que se resiste a perder en la actualidad.

Pregunta.- ¿Qué efectos poseen los procesos de desamortización eclesiástica producidos en la España del siglo XIX para la transformación de sus estructuras económicas y para su predominio en la gestión de la educación?

Respuesta.- Como he apuntado antes, la desamortización eclesiástica de Mendizábal, junto a la abolición del diezmo, supusieron el desmantelamiento de las estructuras económicas de la Iglesia católica. Pero el Estado liberal compensó la pérdida de la “llave de las arcas” con el mantenimiento estatal de culto y clero (rubricado en el Concordato de 1851) y, sobre todo, poniendo en manos eclesiásticas el control de la educación y de la libertad de pensamiento o expresión, lo que he llamado la “llave de las aulas”. Era el precio a pagar para poner fin a tres décadas de enfrentamiento entre el poder político y religioso, durante la crisis del Antiguo Régimen, y poner las bases de un entendimiento duradero entre un Estado liberal, que necesitaba consolidarse, y una  institución eclesial, que podía recuperar el papel de España como bastión católico, en una Europa cada vez más hostil al poder vaticano.

Libro recomendable de leer para un verano con tiempo, añadimos desde Almagro Post.

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