Nota.-En el digital El Plural.com de hoy ,podemos leer un interesante artículo de Mercé Rivas.Nos identificamos con dicho artículo, y por ello decidimos su reproducción aquí, dada la relación NO comercial
de Almagro Post.
Prepotencia y abuso de poder
Mariano Rajoy, así como varios de sus ministros y altos cargos, están en una posición de prepotencia frente a los ciudadanos más propia de una dictadura que de una democracia. Lo que empezó siendo una mayoría absoluta puede acabar convirtiéndose en un abuso de poder.
Hace escasos días, durante las vacaciones Navideñas en su tierra y en plena imputación a José Luis Baltar, Rajoy afirmaba cortantemente a los periodistas que no había ido a Santiago para hablar de uno de los mayores caciques de este país y miembro del PP. Toda la corrupción que está saliendo a flote sobre el presidente de Honor del PP de Orense y la querella que le ha interpuesto el fiscal jefe de Ourense por prevaricación no le preocupa al presidente de su partido. Incluso llegó a afirmar en plena campaña electoral que en Galicia no había caciques, solo ”personas que tienen influencia y la utilizan en época electoral”.
¿Pero que se ha creído Rajoy que es? Es el presidente del Gobierno de España porque los españoles lo votaron mayoritariamente pero igual que salió elegido puede dejar de serlo en el momento que lo dejen de votar. Su principal obligación es rendir cuentas a los ciudadanos, a los que le votaron y a los que no.
Y hablar del tema Baltar es muy importante ya que en Orense el caciquismo de dicha familia hace que el contenido de la palabra democracia no se haya desarrollado nunca.
La número dos del partido, Dolores de Cospedal, no se queda corta en cuanto a prepotencia y chulería. Es la política mejor pagada de España por encima del jefe del Estado y de su jefe, el presidente del Gobierno, pero se permite la desfachatez de retirar el sueldo a los diputados de su autonomía, de “olvidarse” de declarar 7.000 euros a Hacienda y de no dar ni cuentas ni explicaciones de lo que hace mientras desmantela a pasos agigantados lo que había en Castilla-La Mancha de Estado de Bienestar .
Pero ahí no se queda la cosa. El presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, se burla de los médicos que han mantenido una dura batalla contra la privatización de la sanidad, “si no operan es porque no les da la gana”, y desprecia a los trabajadores del metro difundiendo campañas de que son unos privilegiados. Esos “privilegios” a los que se refiere González son derechos que con el tiempo han ido ganando los trabajadores en sus negociaciones de convenio. Son derechos pactados y aprobados por la dirección del Metro y por los representantes de los trabajadores. No son regalitos que les han caído del cielo.
Y mientras se burla de los que protestan porque pierden derechos adquiridos concede al Rey del Juego todo tipo de prebendas para convertir Madrid en el mayor puticlub de España. ”Le han hecho un traje a medida”, denunció la oposición y es que la Asamblea de Madrid, obviamente con la mayoría absoluta del PP, ha dado al cuestionado Adelson todo tipo de prebendas para su macroproyecto. Hace escasos días aprobaban unas reducciones fiscales al juego por valor de 1.800 millones de euros mientras que privatizaban la sanidad para ahorrarse unos 200 millones al año.
Tanto Cospedal como González afirman tajantemente que la sanidad privada es más barata: 441 euros por habitante y año frente a los 600 en la pública, pero en 2012 la Comunidad de Valencia pagó un canon de 639 euros por habitante a Ribera Salud UTE, la empresa que gestiona Alzira, que ahora pide elevar la tasa por resultarle insuficiente. Y con éstos ejemplos valencianos han privatizado 10 hospitales y 27 centros de salud, un puro negocio. Y el método para conseguirlo no les importa. El fin justifica los medios para los dirigentes del PP.
¿Se habrán enterado los votantes del PP de todas las tropelías que se están cometiendo o quizás no les importan?
Podríamos seguir la lista de chulos- prepotentes que emergen en las filas de la derecha más conservadora hasta llenar folios pero quisiera finalizar esta reflexión con la alcaldesa de Madrid. Esa señora que tras fallecer cinco chicas en el Madrid Arena por los muchísimos fallos (por denominarlos de forma suave) cometidos en cadena por el Ayuntamiento, organismos dependientes y organizadores de la fiesta, tiene la poca vergüenza de irse a un spa a Portugal. Días después con sonrisa irónica decía en una rueda de prensa que no tenía por qué hablar de su vida privada.
Pero a su vuelta a Madrid siguió sin aclarar qué sucedió, sin dar explicaciones, sin pedir disculpas y sin dimitir porque sigue en su “spa eterno” de estar por encima de todo y de todos. Si de algo nos hemos enterado de lo que pasó aquella noche fue por los medios de comunicación.
Esta forma de comportarse se está convirtiendo en “denominación de origen” de los dirigentes del Partido Popular y nada tiene que ver con un Estado transparente y democrático. Están jugando con algo muy peligroso, están utilizando los votos de muchos ciudadanos para convertirse en pequeños dictadores, cada uno en su sector, en su ciudad.
Lo peor de esto es que estos pequeños dictadores unidos pueden convertir a la sociedad española en un sistema irrespirable.
Mercè Rivas Torres es periodista y escritora