Francisco Jose Martinez Carrion
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Marcos de Madrid, primer señor del palacio de Torremejía de Almagro.
El palacio de los marqueses de Torremejía de Almagro se ha puesto de moda gracias a su compra por el magnate mexicano Mauricio Fernández y a las obras de restauración que ha emprendido y cuyo primer resultado ha sido la aparición de unas pinturas murales excepcionales, así como la recuperación del patio original, entre otros descubrimientos que se irán dando a conocer.
En la presentación de estas obras de restauración, el historiador almagreño Enrique Herrera mencionó al judío converso Marcos de Madrid como el primer señor de este palacio, quien en el siglo XVI lo manda construir sobre una edificación anterior. Marcos era hijo de Pedro Villarreal, converso de Madrid, quien huyó de esa ciudad en busca de ocultar su pasado judío. En Almagro, su hijo Marcos se cambia el apellido Villarreal por el de Madrid. Y comienza un ascenso social y económico imparable.
A través de tres sucesivos matrimonios accede a la nobleza almagreña, pero antes ya había obtenido en subasta el arrendamiento de la Mesa Maestral de la Orden de Calatrava, lo que le convirtió en banquero, prestamista y en un hombre muy rico.
Desde su nueva casa en el barrio noble de Almagro, Marcos de Madrid administraba su fortuna y negocios: un rebaño de 10.000 ovejas merinas, 400 hectáreas de terrenos dedicados al cereal, olivo y vid; varias boticas, molinos en el Guadiana, exportacionesd de lana a Flandes y propietario de varias casas situadas en la calle Carnicerías de Almagro. En total más de cuatro millones de maravedíes en bienes rústicos.
Desde su privilegiada situación económica, Marcos de Madrid dio el salto y compró al Rey el cargo de regidor de Almagro. A mediados del siglo XVI ya estaba en lo más alto de la élite local almagreña, junto a otros judeoconversos como los Pisa o los Villarreal. El sambenito que mancillaba su apellido como judío quedaba enterrado y bien enterrado.
Sus hijos aumentaron el negocio y el patrimonio familiar. Uno de ellos, Diego Alfonso de Madrid, compró al Rey la villa de Valenzuela y fue su señor durante décadas. Dos siglos después, los descendientes lograban el título del Marquesado de Torremejía.
Y ennoblecieron aún más la casa principal del barrio noble de Almagro, al gusto de la época. Hasta el día de hoy, en el que un emprendedor mexicano, amante del arte, ha resucitado esta historia para que la conozcan los almagreños.
(Todos estos datos y muchos más están en la Revista Sefarad. Vol. 58 de 1998, en un artículo del profesor de la Universidad francesa de Montpellier, Vicente Parello. La fotografía del patio del palacio es de Lanzadigital).