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miércoles, 22 de julio de 2015

MICROCLÁSICOS ALMAGRO



Representación del entremés 'El rufián viudo llamado Trampagos', de Cervantes. / FRANCISCO ROMERO.- Cultura EL PAÍS


Cinco actores ataviados como personajes de entremeses intentan llamar la atención con una carraca y sus voces a los que se alivian de la canícula en las terrazas de la Plaza Mayor de Almagro (Ciudad Real). Son las ocho de la tarde y el quinteto interpreta una "loa" para anunciar su mercancía y captar espectadores que acudan al espectáculo de "microclásicos" que la asociación cultural Teatrava pone en escena, por tercer año y siempre en paralelo al Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro. De jueves a domingo rememoran y homenajean a los cómicos de la legua, aquellos nómadas que hace 500 años mostraban su repertorio de pueblo en pueblo.

 Este año representan 10 entremeses, esas obras divertidas y de corta duración que se interpretaban en los descansos de los clásicos en el Siglo de Oro para que los asistentes se tomasen un respiro, y en las que había licencia para lo satírico y lo procaz. Era el microteatro de los clásicos. Cervantes, Quevedo, Lope de Rueda y Luis Quiñones de Benavente son los autores escogidos en esta edición, con textos en los que, como manda el género, hay maridos viejos y celosos, esposas jóvenes que arden por tener sexo, sacristanes lujuriosos y criadas cómplices de los engaños de sus señoras.

En un antiguo patio de labranza junto a la Plaza Mayor de Almagro, con paja por el suelo y mosquitos en el aire, y con un carro de comedias de madera y una tela blanca de fondo como todo escenario, los cinco intérpretes dan vida a los personajes de entremeses como El viejo celoso, La cueva de Salamanca o El rufián viudo llamado Trampagos, de Cervantes; La vieja Muñatones, de Quevedo, o El sueño del perro, de Quiñones de Benavente. Todos rondan los 20 minutos de duración. Los actores saludan al público antes de subir a las tablas, hacen chacota del encargado de presentar la obra y exhiben un atrezo casi desnudo, apenas una silla y una mesa, y como preludio música renacentista. Este quinteto interpreta tres entremeses cada noche de función, con un descanso entre uno y otro de 15 minutos, a cinco euros el pase y para un máximo de 50 personas sentadas en bancos de madera.

Antonio León, autor del espectáculo y actor, pertenece como sus compañeros a la compañía Corrales de Comedias Teatro, que tiene su sede en Almagro desde hace 21 años en ese monumento nacional llamado Corral de Comedias, del siglo XVII. Cuando llegan las fechas del Festival de Almagro, estos actores hacen mutis por una apuesta alternativa y muy cercana al público, con el que dialogan, o entre el que se escabullen para que el rufián de turno no les apalee las costillas. Se transforman en cómicos de la lengua porque "ellos son la primera página de nuestro teatro", subraya, y ponen en pie "obras populares y divulgativas a las que vienen los padres con sus niños.

Fuente.- Cultura EL PAÍS, 17 de julio

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