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martes, 23 de agosto de 2016

Venta Borondo: dejación insólita.



Borondo

Fuente.- Boletín Hispania Nostra

Hoy hablamos de uno de estos lamentables casos a punto de hundimiento definitivo. Es la Venta de Borondo, declarada Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento, con fecha 13 de abril de 2007.
 Considerada como “un icono de la arquitectura popular manchega”, la Venta está situada junto al camino Real de Alicante a Ciudad Real, en el término de Daimiel. Cuenta con historia documentada desde época romana hasta mediados del siglo XX, con especial importancia en los siglos XV y XVI. Es una de las últimas ventas manchegas que aún se mantiene en pie y conserva de manera inigualable las singularidades de dichas edificaciones que sirvieron de inspiración a Miguel de Cervantes en El Quijote.

Borondo2

El sistema constructivo es el propio de la arquitectura popular manchega: tapial, madera, teja curva árabe y encalado de cal. La venta presenta una estructura claramente definida: portada monumental, zaguán, patio con pozo y otro patio al fondo para las caballerizas, que fueron añadidas al edificio original en los siglos XVII y XVIII.
 Se accede al interior desde una puerta en el alzado este, de un valioso contenido artístico poco habitual en este tipo de edificios. La portada esta compuesta y flanqueda por un pórtico de sillería decorado con basas, medias columnas, capiteles, friso y escudo de armas en el centro del dintel.
La Venta es de propiedad privada que la tiene en completo abandono. Lo más triste es que hace pocos años se encontraba en un estado razonable. Aquellas pequeñas patologías de entonces se han convertido hoy en gravísimas lesiones. Ahora, parte de sus dependencias están hundidas, la torre en trance de desplome y gran parte de sus valiosos elementos decorativos, expoliados (columna derecha de su portada principal, basas, pilas, monolito de término, etc.).
  Muy pronto, la Venta de Borondo no será más que un montón de escombros. Cuando ocurra, habremos perdido un valioso edificio histórico y nadie se hará responsable, como viene siendo habitual. Para Don Quijote estas ventas eran castillos evocadores de episodios y aventuras. Para nosotros, nada más que unas maltrechas ruinas a punto de desaparecer ante la total indiferencia de quienes están obligados a impedirlo.
Cervantes, que elevó las ventas manchegas a la memoria colectiva de la literatura universal, se revolverá en su tumba, pues la pérdida de las ventas privará a su obra maestra de parte de su soporte geográfico real. Nosotros, los vivos, estamos obligados a salvar de la definitiva desaparición las pocas que aún quedan. Don Miguel y el ingenioso hidalgo bien lo merecen.

En este año de eventos de El Quijote, ¿ nadie hace nada por ello?.

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