La presencia de Margallo en la cabecera del cartel electoral del PP se podría producir y justificar tras la generosa decisión de Mariano Rajoy de renunciar a liderar la lista del PP, para dedicarse en cuerpo y alma a presidir el Gabinete de crisis que se formará una vez que el Parlamento catalán apruebe la moción que anuncia el comienzo del proceso para la independencia de Cataluña y la desobediencia a las Instituciones del Estado y al Tribunal Constitucional.
Porque no parece apropiado que el jefe del Gobierno, en pleno ‘Golpe de Estado Constitucional’ -así lo llamó Margallo- esté inmerso en la campaña electoral de las elecciones generales del 20 de diciembre y a la vez -‘en misa y repicando’- se pueda ocupar con plena dedicación a hacer frente al desafío catalán.
De hecho, esta situación sería un motivo o justificación suficiente para que Rajoy diera un paso atrás lo que, por otra parte, sería bueno para España, para él y para el PP. Porque, visto como van las encuestas y el nivel de rechazo que acumula Rajoy, es muy probable que Margallo logre mejor resultado electoral que el actual presidente del Gobierno y del PP. Y que tras las elecciones del 20-D tenga más posibilidades de alcanzar pactos de Gobierno con Ciudadanos e incluso con el PSOE.
No en vano Margallo está a favor de una reforma de la Constitución -sobre la que dice tener un proyecto- proyecta buena imagen, carece de responsabilidades en la corrupción del PP (casos Gürtel y Bárcenas), tiene buen conocimiento de la política internacional, económica y catalana -a donde fue a debatir con Oriol Junqueras- es más liberal que conservador –criticó el apoyo de Aznar a la guerra de Irak-, y conecta bien con los dirigentes y bases del PP y buena parte de la ciudadanía con su discurso franco y directo en el que suele decir lo que piensa.
Naturalmente para llevar a cabo tan audaz iniciativa a tan solo 47 días de las elecciones generales hace falta que Rajoy de un paso atrás en el PP y un paso al frente en el Gobierno para dedicar todo su tiempo a la crisis catalana. Pero sabido es que el inmovilismo forma parte esencial del carácter político de Rajoy -‘mi primer adversario soy yo’, confesó en una entrevista en TVE- y de esa actitud se han derivado muchos de los problemas que hoy tienen España y el Partido Popular.
Y esto lo conocen en el Gobierno de Rajoy donde Margallo cuenta con importantes apoyos y en la más alta dirección del PP. Y tanto en uno como en el otro estamento no para de crecer la preocupación razonada y razonable de que Rajoy los puede llevar a todos ellos a una derrota el 20-D. O en el mejor de los casos a una ‘amarga’ por escasa victoria que les impida gobernar o pactar con otras fuerzas políticas, porque en el aire está la posibilidad de un gobierno de centro entre Ciudadanos y el PSOE, incluso con apoyo de otros partidos como son PNV, CC y UPN.
Por lo demás si Rajoy se retira en estas circunstancias, para dedicarse con plena dedicación, a la crisis catalana su balance de gestión al frente del Gobierno quedará en buen lugar por la recuperación económica. De lo contrario Rajoy correrá el riesgo de salir muy mal parado de la vida pública, dejando tras de si un país con muchos problemas y un Partido Popular en muy mala situación.
En cuanto a la pretendida candidatura de Margallo como número uno por Madrid, no estaría de más que en los números dos y tres de la lista le acompañaran respectivamente Alberto Núñez Feijoo y Pablo Casado.
Naturalmente todo esto parece un milagro con el que sueñan algunos de los dirigentes del PP que temen con estupor el resultado electoral del PP en los comicios del 20-D. Algo tan improbable como posible, no en vano las listas electorales se cierran y presentan el próximo día 16.
(Fuente.- república.com, de hoy)
No hay comentarios:
Publicar un comentario