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sábado, 15 de febrero de 2014

COHERENCIAS

Artículo de opinión personal

Se ha montado un pequeño revuelo en nuestro pueblo ya que los actuales mandamases municipales, en su afán artístico, y por sorpresa, habían empezado a dar una manita de pintura plástica  al patio del Almacén de Fúcares, sede actual de la Universidad Popular de Almagro. Entre dimes y diretes, no nos hemos aclarado muy bien si eran pruebas de pintura o ya la pintura misma; el caso es que las Autoridades Provinciales Populares  de Patrimonio hicieron detener las presuntas obras hasta que existiera un dictamen al respecto en relación a su idoneidad.

Nos han intentado convencer que “mucha gente” había reclamado la citada obra, pues la restauración que se hizo en el año 1975 dejaba bastante que desear en relación a su estado original en el siglo XVI. Desde un punto de vista puramente técnico, es verdad que la restauración que se hizo en su día fue toda una “recreación” nueva para ese espacio, pero ya se sabe que en aquellos años se podía opinar poco y protestar menos.
En aquel 1975 el estado compró el edificio y, creo, lo rehabilitó  según proyecto firmado y dirigido por el magnífico arquitecto Miguel Fisac , arquitecto al que no hace ni tres Plenos Municipales le homenajeaban imponiendo su nombre a los jardines más feos de Almagro, y ahora quieren cambiarle una de las obras de restauración que realizó. Tal vez los herederos del genial arquitecto querrán decir algo al respecto, ya que la ley de propiedad intelectual les autoriza.

 No quisiera yo meterme en el berenjenal de  si son galgos o podencos, como lo original del siglo XVI o como lo restaurado de finales del siglo XX. No alcanzo a comprender ni las prisas ni el contexto de las decisiones. Si nos vamos a trasladar al Siglo XVI que, en principio, puede parecer correcto, hágase bien; redactando un Plan Director de esa obra de restauración firmado por técnicos (arquitecto-arqueólogo) competentes que, pedagógicamente, puedan convencer de los cambios globales que han de acometerse en el patio, en la fachada o en otros espacios; obras que podrán realizarse por fases según disponibilidad presupuestaria. Todos los expertos de la Universidad, del Colegio de Arquitectos, de Patrimonio, etc, no dirán algo distinto a esto.
Desde ahora ruego a todos coherencia. Si el mismo número de personas, o mayor, que han pedido estas transformaciones en el almacén de Fúcares, pidieran mañana cambiar el pavimento de adoquín granítico de la Calle Feria por el adoquín más tradicional  de nuestra zona Calatrava que llevaba ahí cincuenta  años, pues también habría que hacerlo. La restauración efectuada en la calle Feria hace cinco años es incómoda, los adoquines puntiagudos maltratan nuestros pies , casi todo el mundo los detesta, incluso se camina en hilera por las aceras para evitarlos .¿No se podría pensar en volver a los tradicionales, aunque no fueran del siglo XVI?.

Un poquito de coherencia, si las restauraciones  del año 95 en el almacén Fúcares no fueron muy ortodoxas, que no lo fueron, la más reciente pavimentación de la calle Feria ha sido calamitosa y despilfarradora ; supongo que también podemos pedir su cambio a unos adoquines más cómodos, de materiales volcánicos de nuestra tierra Calatrava .¡Vamos, los de siempre¡.
 ¿O no se puede exigir por “mucha gente”?.

Ángel López Jiménez
 
 

 

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