Hace cuatro años, Mariano Rajoy llegó al poder asegurando que por el simple hecho de cambiar el gobierno y echar a Zapatero saldríamos de la crisis y España volvería a resplandecer en poco tiempo. Recordaba Rajoy a aquellos versos de San Juan de la Cruz en su Cántico Espiritual: "Mil gracias derramando, pasó por estos sotos con presura,y yéndolos mirando, con sola su figura, vestidos los dejó de hermosura".
Cierto que, con su ácido humor, algunas gracia sí derramó al principio Mariano pero el gallego apostó demasiado por que su "sola figura" se hiciera cargo de la crisis y en este y otros temas optó por dejar pasar el tiempo que todo lo arregla o todo lo deteriora.
Cuatro años después, el Partido Popular de Rajoy y Cospedal no ha sabido mantener el abrumador respaldo popular que recibieron. Vestían de hermosura cualquier consulta electoral, estaban en lo más alto de la confianza ciudadana, exultantes de éxitos.
Cuatro años después muchos dirigentes del Partido Popular son plenamente conscientes de que va a ser muy difícil que Rajoy vuelva a ser presidente. Se suceden por ello las intrigas y, en plena precampaña, se producen sonadas deserciones como la de la presidenta en el País Vasco, Arantza Quiroga, una decisión que Quiroga anunció tras llevar seis días desaparecida de la vida política y de no comparecer a ningún acto previsto en su agenda. El hecho es relevante porque, preguntada Cospedal por esa ausencia contestó a los periodistas que era algo "normal" y añadió: "¿O ustedes no descansan?". Dos días después, Quiroga dimitía.
La respuesta de Cospedal recuerda mucho a otras situaciones a las que ha debido enfrentarse la secretaria general como el famoso "finiquito en diferido" de Bárcenas. La ruta de los balbuceos y las torpes explicaciones de Cospedal son solo huellas en el camino del deterioro en la imagen de un Partido Popular minado por su corrupción, por una pésima imagen de Rajoy y por el incumplimiento de su programa electoral.
Muy lejos de aquellos bellos versos del Cántico Espiritual, Rajoy no ha dejado nuestros sotos vestidos de su hermosura y no bastaba solo su figura que se ha roto en pedazos como una hucha de barro. Sus restos son ahora objeto de disputa entre las aves de presa.
Fuente.-elObservadorDclm.- domingo 18 octubre
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