El hombre que pudo presidir.
Y en todo este lío de país aparece que el exvicepresidente del gobierno es un presunto sinvergüenza corrupto del que lo más suave que se puede decir es que aprendió a defraudar como ministro de Hacienda. Echo un vistazo al conglomerado de empresas (no me interesa el procedimiento, no quiero perder el tiempo sabiendo como Rato se embolsaba impuestos y comisiones) y lo que más me llama la atención son los nombres raros que usaba. Hay que tener el cerebro saltimbanqui para llamar a las empresas defraudadoras Vivaway, Bagerpleta o Kradonara, nombres que no sé bien lo que significan ni tampoco me importa. Parece que Rato no es hombre de metáforas, antes bien de seso mojón, e igual es verdad aquello que decían de los ricos, que al hijo listo lo ponían a llevar los negocios y al tonto lo metían en política.
Miles de piruetas dialécticas hace el PP, Rajoy, pero la sombra glotona de Rato aparece encabezando una manada de corruptos que lideran Bárcenas y la Gurtel. Y es que vuelvo a repetir que si este tipo llega a presidente nos pilla la traca corrupta en plena bronca política, y apaga y vámonos que comenzamos a pedir también la independencia en otros lugares. Y la verdad es que tampoco tenía Aznar mucho donde elegir. Rajoy el esquivo o Mayor Oreja, el típico tertuliano de Intereconomía. Rato era pura fachada modernista, una pinta así como de hombre de negocios que siempre se adelanta, pero era un tipo inane que no supo ver la que se le venía encima mientras sonaba y sonaba la campanita. Aunque en el tiempo que estuvo en el gobierno se demostró la teoría política de que no hacer nada es una manera de hacer algo (el copyright lo pide Rajoy). Su proyecto económico se limitó a seguir la senda que había marcado Solbes.
Pero vaya Marca España que hemos dado al mundo mandando a Rato al Fondo Monetario. La teoría de Peter en su máxima expresión: la mayor ineptitud puede llegar a la más alta cima. No hay peor cosa que un poderoso sin bridas. Rodeado de dinero y alabanzas se llegó a creer su propia mentira. Se imaginaba Amancio Ortega pero era un trilero de cuello blanco. La verdad es que no sé cómo no nos queremos independizar una buena parte de españoles de España. Aquí hay que comulgar con ruedas de molino de muchas toneladas. O sea, que Rato de inteligente nada. Ni listo, ni listillo. Un inepto que hace aguas como un techo carcomido.
Manuel Juliá .- dclm 5 octubre
Miles de piruetas dialécticas hace el PP, Rajoy, pero la sombra glotona de Rato aparece encabezando una manada de corruptos que lideran Bárcenas y la Gurtel. Y es que vuelvo a repetir que si este tipo llega a presidente nos pilla la traca corrupta en plena bronca política, y apaga y vámonos que comenzamos a pedir también la independencia en otros lugares. Y la verdad es que tampoco tenía Aznar mucho donde elegir. Rajoy el esquivo o Mayor Oreja, el típico tertuliano de Intereconomía. Rato era pura fachada modernista, una pinta así como de hombre de negocios que siempre se adelanta, pero era un tipo inane que no supo ver la que se le venía encima mientras sonaba y sonaba la campanita. Aunque en el tiempo que estuvo en el gobierno se demostró la teoría política de que no hacer nada es una manera de hacer algo (el copyright lo pide Rajoy). Su proyecto económico se limitó a seguir la senda que había marcado Solbes.
Pero vaya Marca España que hemos dado al mundo mandando a Rato al Fondo Monetario. La teoría de Peter en su máxima expresión: la mayor ineptitud puede llegar a la más alta cima. No hay peor cosa que un poderoso sin bridas. Rodeado de dinero y alabanzas se llegó a creer su propia mentira. Se imaginaba Amancio Ortega pero era un trilero de cuello blanco. La verdad es que no sé cómo no nos queremos independizar una buena parte de españoles de España. Aquí hay que comulgar con ruedas de molino de muchas toneladas. O sea, que Rato de inteligente nada. Ni listo, ni listillo. Un inepto que hace aguas como un techo carcomido.
Manuel Juliá .- dclm 5 octubre
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