Sánchez visita cárcel de Mandela

"Cada uno enseña a uno"

Escribo estas líneas, a vuela pluma, en el ferry de vuelta de Robben Island a Cape Town. Es una visita conmovedora, en absoluto agradable. La charla animada de los visitantes antes de atracar el barco en el puerto, se transforma en silencio y gesto entre incrédulo y emocionado, conforme te adentras en la prisión y escuchas las experiencias de los presos políticos que nos acompañan.

Los presos políticos, todos negros, ninguna mujer porque cumplían pena en otras cárceles, apenas comían, vivían en condiciones infrahumanas, no les estaba permitido recibir visitas de familiares salvo esporádicamente y por treinta minutos, y solo para hablar temas familiares. Las cartas eran censuradas con burdos tachones de los carceleros sobre palabras de amor y cariño de las familias hacia sus hombres presos.
Muchos murieron en Robben Island víctimas del apartheid, alguno escapó a nado (los menos), y otros como Sobukwe lograron sobrevivir durante años a la barbarie de sus carceleros hasta que el cuerpo y la mente no pudieron más, pero su ejemplo pervive y trasciende los barrotes de su celda.

De Robben Island salió un líder, Mandela, que logró unir al país, bajo el perdón, la reconciliación y la fraternidad. Un ejemplo para todos.

Nos contaba un preso político de la isla que ellos eran obligados a picar piedra, durante maratonianas y duras jornadas. Muchos de los presos políticos eran intelectuales, profesores, abogados...pero también hubo muchos que no sabían ni leer ni escribir. En los momentos de descanso de esas largas jornadas, los presos políticos se enseñaban unos a otros, y acuñaron la frase "each one teach one" (cada uno enseña a uno) como lema fraternal de aprendizaje mutuo.

Esta expresión se me ha quedado grabada, como un grito de resistencia basado en la solidaridad entre personas. Sirva su ejemplo y su memoria para mantener viva esa llama: la fraternidad entre los seres humanos. Para que no haya más discriminaciones ni presos políticos en el mundo.