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jueves, 9 de febrero de 2017

Artículo de Pedro Sánchez

  • Garoña y Rajoy, o como el que oye llover

Hace unas fechas Mariano Rajoy invocaba a la lluvia para que bajara la factura de la luz. Descubrimos hoy que tal vez su ejercicio de chamanismo quizá tenía otro objetivo. Porque la lluvia llegó, y Rajoy ha aprovechado para  actuar como acostumbra, es decir, como el que oye llover.
Su gobierno de nuevo desoye a las personas que viven en el entorno de la central nuclear en la provincia de Burgos, en las comarcas de Miranda, La Bureba y Merindades, y también a las de la provincia de Álava. Desoye también a toda la oposición parlamentaria, que lleva años pidiendo un debate público sobre la extensión de vida de las centrales nucleares en España.
Garoña está parada desde diciembre de 2012 y con una orden ministerial de cese definitivo de explotación desde julio de 2013. La vicepresidenta del Gobierno declaró en 2014 en rueda de prensa que “harían todo lo posible para la reapertura de Garoña”. Y vaya si lo han hecho. Hoy hemos sabido que el Consejo de Seguridad Nuclear, que tiene que actuar como regulador, va a dar una autorización a una central que no ha cumplido con los criterios de seguridad que ellos mismos le pedían. Gracias a ello, el Gobierno va a permitir una explotación permanente a Garoña, pero prohibiéndole producir electricidad porque es insegura. Un sinsentido. Nuclenor, la propietaria de Garoña, podrá producir electricidad si invierte 200 millones de euros en mejoras que, en todo caso, debía haber acometido antes de conseguir esta esperpéntica renovación hoy.
La energía nuclear puede ser sustituida por energías renovables y por tecnologías de almacenamiento. Garoña no produce ni un solo kilowatio desde hace cuatro años. Y no ha habido ningún problema de seguridad de suministro. Alargar la vida de las centrales nucleares supone postergar la necesaria transición energética. En esto, como en tantas otras cosas, el gobierno Rajoy sigue anclado en el pasado para desgobernar un presente sin tener en cuenta el futuro.

Propongo hacer un debate en profundidad sobre transición energética para un modelo energético sostenible. Un debate social, económico y político que evidencie el innecesario papel de la energía nuclear más allá de los 40 años de vida útil de las centrales. Un debate donde hablemos de los residuos radiactivos y de las cuestiones medioambientales, sociales, tecnológicas, políticas y económicas que suponen tomar una decisión tan trascendental para nuestro país. Con luz y taquígrafos. No con nocturnidad y alevosía como han hecho hoy el PP y Rajoy.

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