En sus cuatro años de gobierno, Cospedal redujo en un 24 por ciento el dinero en los presupuestos de la región destinado a la educación pública. Su merma fue evidente: miles de profesores a la calle, niños sin calefacción, colegios rurales cerrados, techos que se caían y la guinda final: Castilla-La Mancha se convirtió en la segunda comunidad autónoma con más suspensos en primaria y bachillerato. Nuestra universidad sufrió lo indecible con Cospedal que aumentó, sin embargo, las partidas para la educación concertada. Poco le importaba tirar al cubo de la basura el futuro de miles de niños y jóvenes.
El gobierno actual, los peligrosos anticoncordato, ha equilibrado en sus presupuestos ambas enseñanzas: ha subido la partida para la educación pública y ha mantenido la aportación a la concertada.
El PP de la región ha puesto otra vez el grito en el cielo, ha vuelto a ver la paja en el ojo de Page y se ha olvidado de los desmanes de Cospedal. Callaban también cuando su jefa manipulaba con vileza en la televisión pública, nunca criticaron y ahora se olvidan de la viga en el ojo de Nacho Villa. Ahora quieren ventear la paja de la actual directora que ha recuperado una imparcialidad que no vivieron ni en sus mejores sueños.
El PP le pagamos con nuestros impuestos para que trabaje por Castilla-La Mancha, para que aporte esfuerzos para salir de la crisis, del pozo en que nos metió Cospedal. No para que usen el dinero público para intentar cada día manchar la imagen de un gobierno que, por ahora, ha demostrado trabajar por la región infinitamente más en ocho meses que Cospedal en cuatro años.
elObservadorDclm
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