Estamos aprendiendo mucho en España sobre la democracia. Y sobre los líderes. La propaganda oficial se había encargado de acabar con Pedro Sánchez cuando todavía era un desconocido. No creían en él muchos de su propio partido, otros querían apartarlo cuanto antes y ahora resulta que está liderando ese diálogo, la nueva asignatura que debemos aprender en este país, igual que deben aprenderla las parejas en su andadura personal y sentimental.
Crece el diálogo, crece Pedro Sánchez y no debe dar ninguna vergüenza decirlo abiertamente. Estamos aprendiendo también que el escenario actual no es para pesimistas ni para agoreros, todo lo contrario, renace la esperanza en nuestra capacidad de entendernos y, tal vez sea este quiebro del destino a través de la voluntad de un electorado dividido, quien nos haya puesto sobre una nueva pista: aprender a hablar, a entenderse, dejar de tirarnos siempre los trastos a la cabeza, de criticarnos como vecinos, como pueblo, como ciudadanos. Sumar inteligencias para progresar.
La última mayoría absoluta fue un auténtico desastre para España y para el Partido Popular. También parece que hemos aprendido que la soberbia solo conduce a la soledad y la corrupción a la cárcel.
elObservadorDclm
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