Andan llorones y victimistas estos del PP a cuenta del debate del pasado lunes entre Rajoy/Sánchez, y el coro mediático que les apoya está escenificando el escándalo fariseo.
Pedro Sánchez estuvo brillante, convencido y convincente, en palabras de Iñaki Gabilondo, que nosotros suscribimos; Rajoy simplemente perdió los nervios al no estar acostumbrado a que le digan en la cara, de forma condensada, las cuatros verdades del barquero.
Decirle al Presidente del Gobierno que no era decente no es ningún insulto, es la descripción de una realidad ante una corrupción que le ha rodeado por todas partes, incluido ahora mismo un embajador y el candidato número 2 de Segovia, desaparecido hasta que amaine la tormenta. Sobre este caso esta misma mañana en la Ser, Rajoy ha dicho " que desconocía el fondo del asunto". Si se desconocen estas cosas es que su compostura deja mucho que desear.
Pedro Sánchez le puso ante la realidad del país y ante la evaluación de una legislatura de sufrimiento para los españoles.
Ahora lloran por las esquinas, cuando Rajoy llamaba a Zapatero bobo solemne, grotesco y acomplejado en la tribuna del Congreso eran calificativos pero, claro, en un plató de Tv es un insulto que pudieron escuchar 10 millones de ciudadanos.
La derecha está acostumbrada a tener mandíbulas de cristal y puños de hierro. Pedro Sánchez acertó con su puño dialéctico de ciudadano brillante y convincente.
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