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sábado, 23 de julio de 2016

CAMBALACHE

Somos educados para ser "políticamente correctos". Se nos inculcan principios, mandamientos, normas cívicas y leyes de intachable moralidad. Religiones, filosofías e ideologías encaminan su sabiduría a trasmitirnos comportamientos éticos y grandes principios morales. Y a la postre parece que todo estuviese encaminado a transgredir lo aprendido. 
"Homo, homini lupus ", el hombre es un lobo para el hombre, rezaba Thomas Hobbes. Al final todos estos principios que con insistencia nos enseñan en la niñez no sirven para nada. Todo parece una carrera desbocada por ver quién vulnera más y mejor las leyes... Solo los estoicos pueden vivir conforme a sus principios morales, porque hay que ser muy fuertes para no convertirse en transgresor. Ocurre esto en todas las facetas de la vida, pero cuando se trata de poder, influencia o dinero las pasiones se exacerban. La ética parece que solo está hecha para los tontos. Carlos Gardel canta al cambalache del siglo XX, que es el cambalache sempiterno de cualquier sociedad, en cualquier tiempo y lugar. Siempre inventando leyes con la única finalidad de trasgredirlas. ¡Infame mundo ! 
Sin embargo, somos muchos los que seguimos teniendo interés en ser tontos. Pero es gracias a nosotros que los transgresores, los amigos del cambalache pueden ser algo, porque de lo contrario sucumbirían ante sus propias miserias.
Fernando Mora.- dclm.es

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