Desde que entró en escena con su excelente imagen y su buena preparación, el resto de los partidos tuvieron claro que Pedro Sánchez era el principal enemigo a batir.
Había que deteriorar su imagen cuanto antes, ponerle un traje, machacarle, conseguir que una mayoría de españoles sintiera hacia él un desprecio evidente sin saber en realidad el verdadero motivo.
La campaña, en la que colabora una mayoría de medios, ha obtenido hasta ahora un éxito notable y la prueba es que Mariano Rajoy sigue siendo el líder del partido más votado aunque al tiempo sea el político más desprestigiado por la corrupción interminable y su demostrada ineficacia en el gobierno.
En cuanto a los populistas que ya han fagocitado a la izquierda, la gran pregunta para las encuestas sería: ¿se imagina usted a esta España a la deriva con Pablo Iglesias como presidente?
Estas dos realidades se difuminan con la campaña de deterioro de la imagen de Pedro Sánchez, ahora mismo junto a Rivera el líder más sensato de un partido sensato que ya ha demostrado su capacidad para gobernar con políticas sociales y de progreso.
elObservadorDclm de ayer
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