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lunes, 31 de agosto de 2015

Reflexiones frente al mar

Cuando era niña, gracias a una de las genialidades de mis padres, pasé un mes entero en Libia. De esa experiencia me llevé muchos recuerdos y una frase. Una frase de Omar Al´Mukhtar: haz que los malos vientos enderecen tu espalda y no la encorven

 Intento no ser radical en nada, sólo en la coherencia personal me exijo ser radical. ¡Y qué difícil es! Todo error tiene su excusa, toda felonía tiene su justificación, pero si eres coherente no tienes ni que excusarte (“es que…”) ni que justificarte (“yo hago lo que me dicen…”). Si eres coherente actúas y asumes las consecuencias de tus decisiones sin agachar la cabeza o acercar el lomo a la mano del poderoso.

 ¡Ah, el Poder! El Poder es muy jodido porque es el mejor desmaquillante que hay. Si le das poder a una buena persona hará cosas buenas, si le das poder a una mala persona hará cosas malas, si le das poder a un imbécil hará imbecilidades. Miren a su alrededor y verán cómo este principio filosófico se cumple a rajatabla en el más amplio espectro de las complejas relaciones humanas.

Estar en política para mí es un privilegio, una aventura apasionante, porque, de verdad, tengo una enorme vocación de participar activamente en la construcción una sociedad mejor para todos, empezando por los que peor lo pasan. La ideología socialdemócrata es un buen mapa del tesoro. La honestidad personal, la única brújula. La palabra ambición viene del término latino ambitio, ambitionis, que significa rodeo en su sentido de acechar a una presa. Yo soy muy directa (quien me conoce lo sabe). La política no es mi plan A. La política no es el anabolizante de mi ego. La política es mi sueño. Nadie con sentido común se queda en la cama el resto del día por haber tenido un sueño bonito durante la noche. Nadie con dos dedos de frente quiere seguir soñando cuando lo onírico se transforma en pesadilla. Es cierto, pero también lo es que nadie con carácter y coraje acepta que otros no le permitan soñar.

 Los días que he tenido de vacaciones me he ido al mar. El mar y el fuego ayudan a pensar. Leer junto a las olas o las llamas sabe diferente. Regreso ahora a Madrid, al ayuntamiento, cargada de proyectos e ideas. ¡Hay tanto que hacer! ¡Se puede hacer tanto! Reivindicar el valor de la Política es una prioridad que todos los que tenemos el privilegio de dedicarnos a la cosa pública debemos cuidar como si fuera una obsesión. Representante y representado deben sentirse cerca el uno del otro.

La buena política se parece al dios Jano, mira al pasado y al futuro. La mala política se mira a sí misma. Cuando en lugar de argumentos hay eslóganes, cuando en vez de diálogo hay dogmas (fáciles de creer pero difíciles de demostrar, en palabras del sabio profesor Navarro), cuando la heterodoxia es purgada, la política muere no de inanición sino de sobrepeso. Y la realidad nos exige estar en forma. La política previene fuegos, apaga fuegos. La política no quema, no hace hogueras. Hay un proverbio judío que dice: con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanzas de volver. La gente merece que no se la engañe, que no se la utilice, que no se la obvie. La democracia hay que vivirla con sinceridad, sentirla en las entrañas, para no acabar despreciando al contrario, para no convertir a quien navega contigo en enemigo por el mero hecho de remar tan bien o mejor que tú incluso.


Mar Espinar es concejal socialista en el Ayuntamiento de Madrid.- elplural.com




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