El PSOE ha vuelto. Un PSOE actualizado, coherente, unido y creíble. Un PSOE que no tiene miedo a enarbolar sus propias banderas, que canta La Internacional, que levanta el puño izquierdo con orgullo y que no se amedrenta ante los poderes del establishment.
El empoderamiento y la constancia de las bases socialistas en este proceso ha reposicionado al PSOE en el espectro ideológico que nunca tuvo que moverse: la izquierda. Pero no una izquierda cualquiera, la izquierda capaz de gobernar.
De esta especie de Suresnes 2.0 el partido socialista vuelve con fuerza, con ganas y con ilusión. La ciudadanía que miraba incrédula el proceso de primarias del PSOE, ya empieza a cambiar las tendencias de todas las encuestas y sondeos electorales beneficiando a los socialistas.
La alternativa a la derecha pasa por la socialdemocracia. El PSOE tiene que construir en el próximo congreso, un proyecto aglutinador de todo el espectro progresista para acabar con las políticas de la derecha que lastran a una sociedad con grandes retos que abordar en este siglo (la lucha contra el cambio climático, las migraciones, la pirámide poblacional, el empleo, las pensiones, el auge del populismo, y la unidad social en Europa etc.)
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