La conducta de Page durante los largos meses de agonía de Sánchez hasta la victoria final de este, fue de un ataque permanente al exsecretario general, al que llegó a recriminar su presunto giro hacia Podemos, precisamente él, que era presidente de su comunidad gracias a Podemos. Incluso llegó a amenazar que si ganaba Pedro Sánchez las primarias socialistas, él se iría y no volvería a ser candidato de dicho partido.
Todo cambió, sin embargo, tras la victoria de Sánchez. Las amenazas y salidas de tono se le helaron en la boca a un Page abatido y desnortado, pero que, poco después, como hizo Susana Díaz, decidió enrocarse en su región y mantenerse en el cargo a toda costa. Y por fin, cuando los presupuestos de 2017 –y posiblemente la continuidad de la legislatura- estaban en el alero, García Page decidió no solo aliarse con Podemos, sino ofrecer a este partido nada menos que una vicepresidencia y una consejería si los morados apoyaban las cuentas autonómicas. Incluso, ante las dificultades iniciales de la operación, se atrevió a pedir ayuda a Pedro Sánchez para que intercediera ante la cúpula nacional de Podemos. A este punto de claudicación y sumisión ha llegado quien se había declarado enemigo irreconciliable del secretario general socialista. “Es la infumable incoherencia del traidor –señalan fuentes socialistas críticas de su comunidad-, un hombre que no solo ha dilapidado lo que parecia un valioso caudal político personal, sino que ha terminado dando una imagen patética de sí mismo.” Es el “Roma no paga traidores” en versión manchega.
Fuente.-proponews.com
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