Que un escritor pueda seguir publicando después de jubilarse sin tener que renunciar, parcial o totalmente, a su pensión; que la ley deje de considerar artista solo al que actúa frente a un público pero no al que esculpe o pinta, o que registre el centenar de profesiones que no contempla hoy; que la afonía sea motivo de baja para el cantante o la tendinitis para el violinista; que a una bailarina que trabaja durante el embarazo y hasta que pueda tomarse la baja por maternidad se le reconozca el riesgo a que está sometida y que ninguna trabajadora del ámbito cultural tenga que forzar el parto para hacerlo coincidir con un momento en el que esté dada de alta en la seguridad social, para no caer en el desamparo. Que, en definitiva, la legislación no sea un impedimento para que creadores y artistas puedan cotizar y pagar impuestos teniendo en cuenta la natural intermitencia de su desempeño.
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