Hace poco nos enterábamos del penoso servicio de transporte de
viajeros que Renfe ofrece en Almagro en estos momentos. Para subirse al tren
uno se encarama al mismo y allí el revisor te cobrará el billete, exhibiendo
una pésima imagen, tercermundista en una pretendida ciudad turística,
catalogada recientemente por El País
como el número 30 de los pueblos más bonitos de España.
Por cierto, sería interesante estudiar en los 29 pueblos
anteriores de esa lista, cómo está su urbanismo, sus pavimentaciones, el
mobiliario hostelero en sus plazas, la conservación de su Patrimonio local y
sus tradiciones, sus planes especiales de conservación, etc. Podrían ser todo
un ejemplo para nosotros.
Volviendo a nuestra estación de ferrocarril, el personal
brilla por su ausencia, el edificio y taquilla
están cerrados por peligro de hundimiento ya que la carcoma ha ganado la
batalla a las maderas del tejado. En años nadie se quejó de ello y la falta de
mantenimiento y de inversiones ha llevado
el problema hasta el máximo extremo de cerrado por seguridad.
El Pleno Municipal de Septiembre aprobó una moción conjunta
sobre “el lamentable estado de abandono de la Estación de Almagro y la
exigencia de acometer de inmediato las obras necesarias para su reapertura”. Está
muy bien pero quizá llegue tarde, el problema está agudizado, además de
constatarse que la vigilancia local ha brillado por su ausencia muchos años.
Las quejas formales del Pleno quizás
sean munición menor para reivindicaciones mayores y urgentes. Complementariamente
vendrían bien los despachos institucionales a las variadas autoridades del
Gobierno Central, como el Secretario de Estado de Infraestructuras y
Transportes del Ministerio de Fomento y a los responsables nacionales de Adif y
Renfe , con las exigencias más firmes y reiteradas en el tiempo, para solventar
esas urgencias actuales.
El tren para Almagro, en otros tiempos de amores, ha sido todo un
referente para viajeros y mercancías desde su llegada en 1861, las conexiones
con Ciudad Real, Madrid o Alicante fueron toda una oportunidad para estudiar,
hacer compras o vender nuestros productos. Recuerdo a algunas personas cercanas
que cogían su maleta llena de encajes y se marchaban a venderlos en esas localidades
que el tren nos tenía accesibles. Habría que hacer un especial homenaje a
aquellos almagreños emigrantes a Madrid o Alicante donde encontraban trabajo,
volviendo por ferrocarril para la feria de agosto.
Pero los tiempos cambian, y el desarrollo de la Alta
Velocidad en el 92, por la línea
Madrid/Sevilla, trajo parejo el abandono de la línea convencional Madrid/
Badajoz pasando por Alcázar de San Juan y Almagro. Los desamores de Renfe con
la estación de Almagro fueron progresivos: la supresión de los pasos a nivel
anunciados por Fomento en 2006 nunca se han ejecutado, un servicio ferroviario
de peor calidad, se fueron desmantelando las instalaciones ferroviarias como piezas de arqueología industrial, el almacén
de paquetería fue desmantelado evitándose
su demolición total, aunque su esqueleto de madera permanece como fantasma del
tiempo, al que no se le ha dado ningún uso ni rehabilitación. Y ahora, el
edificio principal de la estación cerrado, quizás queriendo que desaparezca,
para convertirse en un simple apeadero. Almagro no se merece este trato.
Es verdad que también desde Almagro podríamos poner en marcha
proyectos para mejorar estas relaciones, buscando nuestra promoción económica.
Por ejemplo, como proyecto turístico, el Tren del Siglo de Oro o del Teatro Clásico, para los sábados de
primavera, verano y otoño. Lo tiene Segovia con el Tren Antonio Machado. Lo
tiene Sigüenza con el Tren Medieval. Lo tiene Alcalá de Henares con el Tren
Cervantes. O lo tiene Ávila con el Tren Teresa de Ávila.
Lo más importante en este posible nuevo tiempo de amores,
además de quejas y exigencias de las urgencias del edificio de la estación y de
la supresión de los pasos a nivel, está en mantenernos al tanto, y a ser
posible influir, en ese “Estudio Funcional para la optimización del corredor
sur ferroviario Madrid-Extremadura-frontera Portuguesa” que Adif maneja en
estos momentos para las mercancías de Badajoz-Puertollano- Alcázar de San Juan,
con Almagro como estación intermedia.
Hay que luchar con consenso por ello, aunque sea en el horizonte 2030. No
podemos perder esta nueva oportunidad de comunicación y transporte de
mercancías.
Naturalmente, este nuevo tiempo de amores, hay que
cortejarlo.
Ángel López Jiménez
Artículo publicado por El Cronista de noviembre
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