“Si toda la poesía del mundo desapareciera, sería posible reconstruirla a partir de las páginas de El príncipe constante”. Hablaba con conocimiento de causa el autor de Fausto pues él mismo había llevado a la escena esta obra de Calderón. Lo hizo en Weimar, el año 1810. Algunos incluso la colocan por encima de La vida es sueño. Pero, al contrario de esta, ha gozado de poca proyección en la cartelera. Sus montajes se cuentan con los dedos la mano en la última década. Un hecho que suscita una pregunta: por qué.
La veremos el próximo verano en ALMAGRO
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