El guarrillo enjaulado no ve a nadie que le maltrate, ni que le haga daño, ni que no le de de comer por las calles de Almagro.
El guarrillo enjaulado mira con desprecio a tanto urbanita hipócrita, que por las mañanas se pone exquisito con el sufrimiento de los animales, pero por las tardes defiende que hay que tomar medidas para que la España vaciada tenga alguna solución.
El guarrillo enjaulado no siente que su sorteo en una rifa tradicional sea un ataque a su dignidad, si es que la tiene.
El guarrillo enjaulado sabe perfectamente que no se le voltea desde un campanario en los aires helados de la ermita de San Antón, ni se le alancea por las calles adoquinadas de nuestro municipio.
Ya no se le va a rifar, pero si se le puede matar en el matadero y subastar sus ricos lomos y jamones.¿Hipocresía?
No hay comentarios:
Publicar un comentario