En el todo vale de la guerra ideológica que en la educación ha desatado estos días toda la derecha ultra, nos hablan del "pin parental", cuando debieran ser claros y hablarnos de la "censura educativa".
Es una nueva batalla de los ultraconservadores con la escuela como pretexto, cuando la escuela debería ser, solamente, una ventana al mundo, un lugar de contraste, de cuestionamiento de todo en lo que creemos, porque en los centros escolares siempre encontraremos puntos de vista diferentes entre los cuales deberemos forjar nuestro propio criterio.
Esa es la función liberadora de la escuela, y eso es lo que permite entender algo así como el paso a la mayoría de edad. En palabras de Kant, la mayoría de edad no es otra cosa que la "capacidad de cada uno de servirse de su entendimiento sin verse guiado por algún otro", lo que incluye, por supuesto, a los propios padres del alumnado.
Lo que la censura educativa de la derecha quiere instaurar es un obsesivo control por parte de ciertos padres para imponer a sus hijos su visión particular del mundo en un intento patológico por mantenerles en una burbuja, en la que de cualquier modo no podrán encerrarlos para siempre.
Nada es más peligroso para la escuela que un clima inquisitorial en el que el profesorado se vea sometido a los prejuicios de cada padre.
Hasta el Papa Francisco ha dicho que " los padres son custodios y no propietarios de sus hijos".
Hasta el Papa Francisco ha dicho que " los padres son custodios y no propietarios de sus hijos".
Hay que actualizar el concepto de libertad.
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