Ya es oficial. Se ha prohibido la rifa popular de San Antón.
Dicen que por maltrato a los animales vivos que se sortean en la tradicional rifa del 17 de enero en la ermita de San Juan.
La hipocresía está servida, no se puede rifar un guarrillo vivo, pero sí una cesta donde se exhiban dos jamones, dos lomos curados y veinte kilos de chorizos y otros 20 de morcillas.
La tradición ha saltado por los aires. No había maltrato animal, no se despeñaba a nadie desde el campanario, ni se alanceaba, ni se daba muerte o dolor en presencia del público.
Habrá que reinventar las rifas populares de los Santos Viejos.
¡Cuanta hipocresía ciudadana¡
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