En la realidad paralela de Casado, esa en la que ya saben que somos el único país que puede decir que descubrimos el nuevo mundo, al gobierno lo sujeta desde los extremistas de Podemos que, recordemos, han estampado su firma en un presupuesto socialdemócrata, o los etarras, ETA ya no existe, o los independentistas, que niegan el apoyo porque el gobierno les niega cualquier contrapartida.
Hay muchas veces en la que los políticos desperdician la oportunidad de estar callados. Pablo Casado habla por encima de sus posibilidades y entre tanta verborrea se cuelan disparates, mentiras y lecciones de historia carentes de cualquier rigor. Y así poco a poco va perdiendo toda credibilidad y se va convirtiendo cada día más en una especie de charlatán de feria.
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