La Feria Taurina de Almagro casi ha desaparecido entre las
prioridades y motivaciones de los aficionados almagreños y de la provincia. La
ocurrencia de traer famosos de la prensa rosa, los desplantes y broncas
institucionales al mundo taurino, la suspensión del 25 de agosto dos años, la
falta de promoción y los descafeinados carteles de ganaderías y toreros, se
están pagando muy caro.
Se acentúa cada año la huida de los tendidos de propios y
visitantes. Los datos son contundentes en este 2018: Lanza hablaba de menos de
un millar de asistentes, la web municipal de “escasa afluencia de público”,
siendo el digital “Cargando la suerte” el más contundente, “aspecto de los
tendidos verdaderamente desolador”. La web oficial de nuestro Ayuntamiento nos
habla de 8.600 localidades de aforo en el coso de La Cuerda, con lo que se puede
calcular el desatino sufrido en las pasadas ferias, a pesar de caer en sábado.
Nos hemos alejado de
los grandes empresarios que controlan la fiesta y a los toreros punteros en el
escalafón. Tenemos añoranza de aquellos años pasados donde Balañá y Rodríguez
Maestre trataban nuestra Plaza de Toros no como de tercera sino como de primera
categoría. Mientras no volvamos a conectar con empresarios potentes, ya podemos
dedicar nuestra Plaza de Toros los 25 de agosto a fiestas del agua y de la
espuma o acrobacias de motos. Seguro que estaban más concurridas de público.
Ya me hubiera gustado
que Finito volviera a Almagro como en
2001, con Morante y José Tomás, o como en 2002 acompañado de El Juli y José
Tomás, o como en 2015 con Adame y El Cordobés. Pero no, en este 2018 el cartel era Finito estando en el número 35
del escalafón, acompañado por el número 33 y el 42. ¿A quién pensaban
entusiasmar? . ¿Y esto lo hemos subvencionado desde el Ayuntamiento? .
Debe entenderse que,
en Almagro, el 25 de agosto es mucho más que una tarde con toros; era el mito
de estar en el calendario nacional, la autoestima de todo un pueblo con
tradiciones, el prestigio para gritar “a los toros de Almagro”, la calidad por
la que se pagaba más que en otros cosos taurinos, la diferencia con el resto de
ferias de la provincia, incluso, el alma de nuestras fiestas de agosto. Algo
que no se ha perdido en otras ferias coetáneas con las nuestras , por ejemplo
,Linares, este año ganadería de Jandilla para Curro Díaz, Manzanares y Roca
Rey. Se podrían poner otros ejemplos, incluso de nuestra provincia.
Es necesario un gran
debate para poner soluciones a la desprestigiada Feria Taurina Almagreña: no celebrarla,
utilizar sólo el 26 de agosto, concurso de ganaderías, subvencionar (desde la
publicidad en la Plaza) sólo carteles con los primeros del escalafón, corridas
nocturnas, concurso de ganaderías, un mano a mano entre dos primeros espadas,
auténtica promoción, restablecer relaciones con empresarios potentes, precios
muy asequibles a jóvenes organizados en peñas para las fiestas, etc.
De no poner soluciones
seguiremos huyendo de los tendidos .Quizás la desaparición de nuestra Feria
Taurina no sería tan grave, pero habrá que apostar con fuerza por una
orientación a nuestras Ferias y Fiestas radicalmente distintas a lo actual. Lo
hacen otros pueblos y no quiero citar ninguno, pero tienen nuestros habitantes
y menos.
Ángel López Jiménez
Publicado en El Cronista octubre 2018
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