Si es verdad, como sostenía Napoleón, que la victoria cae siempre del lado del más perseverante, es probable que Pedro Sánchez se lleve la palma de oro. El ex secretario general del PSOE —tacita a tacita— está cercando al aparato de Ferraz. Y lo está haciendo, paradójicamente, en las mismísimas casas del pueblo, donde cohabitan prácticamente desde su fundación los afiliados de UGT y del Partido Socialista.
Sánchez, lo que ha hecho, ni más ni menos, es ganarse a viejos sindicalistas curtidos en mil batallas y acostumbrados a currarse agitadas asambleas de fábrica para buscar avales y votos. Y en eso están nombres como Toni Ferrer, Antón Saracibar, Manuel Bonmati, Marisa Rufino o Víctor Fernández, del sindicato minero de Asturias, que forman parte de un nutrido grupo de sindicalistas —los abajo firmantes, que se decía— que han apostado por la candidatura de Sánchez.
La lista, hasta el momento, la conforman 708 sindicalistas, pero en los próximos días se sumarán nuevos ugetistas (y también algunos de CCOO con carné del PSOE).
Es más. Aunque el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, ha querido en todo momento mantenerse al margen de las primarias para no comprometer al sindicato, como Cándido Méndez o el mismísimo Nicolás Redondo, que no ha querido pronunciarse pese a su autoridad en el sindicato, lo cierto es que una de las sedes más simbólicas del sindicato, la de Avenida de América, de Madrid, acogerá el próximo día 16 una reunión de sindicalistas a la que asistirá el propio Sánchez.
El lema de la quedada —y del manifiesto— es 'Sindicalistas con Pedro Sánchez', y lo que se dice en la convocatoria es: “Defendemos un modelo de partido basado en los principios y valores del socialismo y de la izquierda, autónomo y participativo”. La batalla de las casas del pueblo sigue adelante. Veremos si hay premio.
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