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martes, 28 de marzo de 2017

Con Antón Losada

Los autos locos del PSOE ya corren disparados. Empieza el cuerpo a cuerpo tras una semana de precalentamiento malgastada en debatir agriamente sobre la legalidad del crowdfunding de Pedro Sánchez, un tema que sin duda apasiona la Gestora pero seguramente no haga otra cosa que cabrear aún más a una militancia ya muy exasperada. Cada día queda más claro que, desde hace tiempo, uno de los grandes problemas del PSOE reside en que cobija a demasiada gente que no ha hecho otra cosa en su vida que vivir en el partido y piensan que esto de las primarias es como un congreso de las juventudes socialistas y la vida se gana con el reglamento en la mano.
Estamos en los primeros metros de la carrera y aún parece pronto para ver con nitidez cómo van las posiciones. Aunque cunde la percepción de que toda la delantera orgánica que había tomado Susana Díaz la ha ganado también Pedro Sánchez a la hora de construir un relato de campaña y fijar los marcos del debate, mientras que Patxi López se va quedando en una imprecisa tierra de nadie de donde no parece saber muy bien cómo salir.


A día de hoy, la gran ventaja de Susana Díaz reside en su evidente superioridad y contundencia organizativa y la mayor fortaleza de Sánchez consiste en su hábil manejo del relato que más puede movilizar a una militancia que acredita muchas ganas de castigar a las elites del partido, mientras que la principal debilidad de Patxi López se muestra en sus carencias de organización y discurso ante una militancia cansada que necesita algo más que buenas intenciones.
Patxi López apuesta claramente por ejercer el papel de hombre bueno que se sitúa entre los polos opuestos, buscando llegar a esa militancia harta de peleas y navajazos Estatuto en mano. Susana Díaz parece fiar todo su mensaje a la idea de encarnar a una candidata ganadora capaz de rearmar un proyecto ganador, aunque de momento no tenga más argumentos para acreditarlo que la fe y un abrumador márquetin político. Pedro Sánchez se presenta como si nunca hubiera firmado su acuerdo con Ciudadanos, como ese líder bueno que va a devolver la voz y el poder a los militantes frente a los feos y malvados conspiradores que en su día le traicionaron a él y a la militancia.
Una biografía de santos, una superproducción pensada para el taquillazo o un western con gran duelo final. Ustedes dirán qué película les parece más intensa. La gran paradoja es que cuanto más reúne y exhibe Susana Díaz su indudable súperpoder orgánico, más fuerza parece darle al relato insurgente del vaquero Pedro Sánchez.

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