Precisamente a España y a la reforma de las pensiones que ha aprobado el Gobierno de Sánchez ha puesto a caldo Feijóo en su último viaje a Bruselas.
Y eso que la propuesta para garantizar la sostenibilidad del sistema, que no no plantea recortes y sí un aumento de los ingresos, ha recibido todos los parabienes de las instituciones comunitarias y contado con el aval de los sindicatos y todos los aliados parlamentarios del Gobierno.
Al presidente del PP le parece mucho mejor la revisión impuesta por Macron en Francia que aumenta dos años la edad de jubilación, ha provocado protestas masivas en las calles y ha puesto contra las cuerdas al Ejecutivo.
Arden las calles de París y a Feijóo le gustaría que ardiera igual nuestro país. No es la primera vez que viaja a Europa para trabajar contra los intereses de España y de sus pensionistas, en línea con la estrategia que siguió su antecesor Pablo Casado cuando hizo lo mismo para que no llegaran los fondos de recuperación europeos. Se llaman patriotas, pero conspiran, siempre que son oposición, contra los intereses de esa patria de la que se erigen en garantes únicos.
Feijóo no estira el dedo corazón, pero la peineta es la misma que la que practica Mañueco. La diferencia es que al castellanoleonés le han pillado las indiscretas cámaras y al presidente nacional del PP solo le delatan, de momento, sus palabras ante las instituciones europeas.
Fuente: Esther Palomera
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