Algunos quieren salirse con la suya incendiando las calles; otros, lanzando soflamas en los medios de comunicación; otros, recitando jaculatorias políticas que no pasan de la primera línea... estado federal, reforma constitucional...
Nada de lo que se está pregonando con el rabillo del ojo pendiente de las encuestas electorales va a devolver las aguas a su cauce. Ninguna solución va a servir si es parcial. Ni Sánchez, ni Casado, ni Rivera, ni Abascal, ni Iglesias, ni Errejón, ni Junqueras ni Puigdemont tienen la receta que ponga remedio a este desastre político. En solitario, ninguno puede nada y todos lo saben perfectamente.
Los fosos que se han abierto son demasiado profundos política, social y emocionalmente hablando; los destrozos son enormes. Solo cabe construir a partir de un diálogo abierto de todos con todos, y el primero, el de los catalanes entre sí. La declaración autocrítica de Carme Forcadell es un pequeño primer paso; ¿una ingenuidad?, no. Lo que es una ingenuidad es creer que hay otro camino, porque no lo hay. En 1976, al asumir la Presidencia, Adolfo Suárez dijo: "Me impongo como primer deber el realismo"
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario