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martes, 18 de noviembre de 2014

Encuestas e ilusiones infundadas.

Editorial dclm , de fecha 17 noviembre
Cuando aparece una encuesta con resultados que nadie en su sano juicio es capaz de creer, siempre queda algún resquicio en alguna parte de la mente, un Pepito Grillo que reclama ¿y si fuera verdad?

Una falsa encuesta no se basa en su carácter predictivo sino en la posibilidad de modificar pensamientos más o menos arraigados. Cuando un medio de comunicación lanza una de estas encuestas lo que intenta es maquillar una realidad evidente. Por ejemplo, ante una encuesta que asegura que Cospedal es una política con elevada valoración por parte de los ciudadanos, la perplejidad puede dar paso a la duda. Y eso es lo que se pretende: ¿y si el resto de la gente no ve lo que yo veo, no piensa lo que yo pienso? ¿Y si yo estaré equivocado? Claro, en este caso, la debilidad de la mente puede durar unos tres segundos, aproximadamente.

Existen otros mecanismos maquiavélicos. Otro ejemplo: supongamos que, según una encuesta, Cospedal consigue "un alto grado de notoriedad"...Entonces es preciso acudir a la definición de notoriedad: Fama, popularidad, prestigio. Fama y popularidad no le faltan a quien reacuñó la palabra "finiquito"...pero ¿prestigio?

Y es que no se puede tener de todo. La verdadera encuesta debería plantearse con la siguiente pregunta a la ciudadanos: "Diga usted tres cosas positivas que haya hecho Cospedal por Castilla-La Mancha (aprovechando su "prestigio")".
Bueno...diga al menos una.

elObservadorDclm

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