Caía la lluvia con fuerza pero me acerque al mercadillo para comprar fruta y pude apreciar el desastre en el paseo de la Plaza de Toros.
No había quedado ningún árbol, como si diferentes rayos de una espantosa tormenta hubiesen arrancado toda la vegetación casi centenaria.
¿Estaban todos enfermos?
Tal vez está enferma la mente que ha perpetrado tal arboricidio.
¿Era necesario para unas obras de remodelación del espacio?
Tremendo error, una desfachatez, malísimo ejemplo en una sociedad moderna, una acción que mancha una gestión que iba bien.
¿Alquien dará una explicación convincente?
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