Estos días en la campaña electoral de Galicia se ha oído: “Galicia es verde como la esperanza. Es azul como el mar”. Quién puede superar esa poesía y esa promesa.
Este discurso le hubiera valido al PP para ganar las elecciones con la gorra hace cuatro u ocho años. Quizá ahora sea diferente. Lo que es seguro es que Rueda no puede prometer nada, porque no hay nada nuevo dentro de él. Tiene 55 años, pero podría tener 105.
El optimismo típico de los mítines no puede ocultar el nivel de los nervios de la derecha gallega, o de incomprensión ante la torpeza provocada por el mismo Feijóo en plena campaña. Se aprecia mejor por la perplejidad de sus partidarios, los mismos que saben cómo ganaba las elecciones ese mismo personaje llamado Feijóo. Nada de armar mucho ruido que pueda movilizar a la izquierda. Un galleguismo romántico pegado a la tierra y nada combativo. En definitiva, hablar de Galicia y olvidarse un poco de quién gobierne en España.
Este miércoles, con la campaña ya en la recta final cuando empieza a ser demasiado tarde para corregir errores, una de las plumas que imparten doctrina en La Voz de Galicia se cansó de esperar y marcó el camino. Con dos ideas que merece la pena reflejar. La divertida es la segunda: “Galicia, Galicia, Galicia. Así llegó (Gerardo Fernández) Albor. Fraga lo tuvo claro. Feijóo, lo mismo. Y ahora Rueda debe evitar que el final de la campaña se celebre en el campo embarrado que intentan desde Madrid y desde Cataluña”.
Desde Madrid y Cataluña. Glorioso descaro. Como si no hubiera sido la dirección nacional del partido la que eligió febrero para las elecciones (a Rueda le hubiera interesado tener más tiempo para fortalecer su imagen presidencial). Como si el PP no hubiera trasladado la batalla de la amnistía a la campaña gallega. Como si no fuera Rueda quien se había autonombrado rival de Sánchez.
Estamos a las puertas de que el PP pierda su castillo de Galicia???
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