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lunes, 14 de diciembre de 2020

Ha muerto un clásico: Le Carré

 Hoy nos ha dejado todo un clásico. Le recordaremos en sus novelas: Asesinato de calidad (1962), El espía que surgió del frío (1963), El espejo de los espías (1965), El topo (1974), El honorable colegial (1977) o La gente de Smiley (1979), todas ellas obras de éxito ya que en plena Guerra Fría el género de espionaje gozaba de una gran popularidad. 

Tras la caída del Muro de Berlín, Le Carré buscó nuevos escenarios y conflictos en obras como La casa RusiaEl jardinero fiel Un traidor entre los nuestros, donde abordó temas como el tráfico de armas o la corrupción de las farmacéuticas, siempre contando con el beneplácito del público y logrando vender millones de ejemplares de sus novelas.

Su obra se adaptó hasta en diez ocasiones al cine, siendo algunas de las más celebres El espía que surgió del frío (Martin Ritt, 1965), La casa Rusia (Fred Schepisi, 1990), El jardinero fiel (Fernando Meirelles, 2005) y El topo (Tomas Alfredson, 2011).

Le Carré administraba el suspense con maestría. Con una prosa desnuda, minimalista y, ocasionalmente, lírica, construía aventuras apasionantes. Su precisión no era un simple prodigio de exactitud e ingenio, sino un ejemplo de orden, limpieza y transparencia, virtudes clásicas que a veces se echan de menos en otros géneros. Para muchos lectores y críticos, Le Carré es todo un clásico, a la altura de Graham GreeneConan Doyle o Dashiell Hammett, injustamente menospreciados todos ellos en su tiempo.

Estas navidades, encerrados en casa, volveremos a leer algunas de sus obras de espionaje.

DEP

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