Los que seguimos ayer la comparecencia de Pedro Sánchez en la llamada “Comisión de Investigación” del Senado, convocada por Núñez Feijoo hemos sentido la vergüenza de lo inútil que se ha demostrado la Cámara Alta, donde muy particularmente el Senador por Cuenca, Alejo Miranda, portavoz del PP en la Comisión, ha actuado más de forma inquisitorial, carente de objetividad, que con el rigor parlamentario exigible. La intervención de Miranda parecía más buscar el aplauso de la dirección de su partido, cosa que ni siquiera ha logrado.
Cuando las intervenciones carecen del estudio y el rigor previo, están llenas de prejuicios y de pasión partidista, se desvirtúa la labor parlamentaria, lo que deriva en el descrédito de las Instituciones, en este caso del Senado, cuyo papel debe orientarse a su misión constitucional, que no es otro que hacer un debate territorial sobre las cuestiones derivadas de la necesaria cooperación y coordinación de las CCAA. !Y anda que no hay temas para el debate en este ámbito!.
Es muy difícil de entender que estando el tema tratado “sub judice” el Senado malgaste su tiempo en una especie de inútil “juicio paralelo”. Todo un circo, como calificó Pedro Sánchez.