En el libro Por qué leer a los clásicos, el escritor Italo Calvino defendía que en un mundo cada vez más lleno de estímulos y ruidos es necesario cerrar de vez en cuando las ventanas de casa (cuerpo y mente) y dedicarse a leer un clásico de la literatura. ¡Y era 1991!
Visitar un museo también puede ser un buen antídoto contra el exceso de información el ruido del siglo XXI. Dedicarse entre dos y tres horas a observar tranquilamente pinturas, esculturas, fotografías en un ambiente propicio tiene el maravilloso poder de hacernos olvidar durante algunas horas de los problemas del día a día. Y nos ayuda a reconectar con nuestros sentimientos y emociones más profundas.
No se puede visitar un museo como si fueses a un centro comercial. No debería ser un símbolo de estatus social o cultural. Es una inversión en nosotros mismos, y cuanto más conscientes seamos, más lo aprovecharemos y lo disfrutaremos.
Este fin de semana visitemos el Museo Nacional del Teatro en Almagro, por ejemplo.
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