Artículo de José María Calleja, en el digital eldiario.es, hoy miércoles
El odio de Montoro y el PP al cine español
Va Montoro y dice que el problema del cine español es
que es malo. Montoro, que está de ministro no por su competencia, sino
por su fidelidad a Rajoy cuando a éste le cuestionaban dentro de su
propio partido, ya había mostrado su voluntad de ejercer de crítico
cinematográfico cuando opinó sobre la calidad y presupuesto de algunas
series de televisión. También había puesto en la diana a los actores
españoles, haciendo uso de una información privilegiada –y probablemente
manipulada–, difundida para zaherirlos, para cargar contra ellos
tildándolos de malos ciudadanos.
Montoro, que es
malo, representa el odio que el PP tiene hacia el cine español. Comenta
lo que oye en casa, en Génova, donde se piensa que el cine español es de
izquierdas, todo, y donde no se perdona que algunos actores estuvieran
en el 'No a la guerra' de Irak, cuando Aznar era presidente.
Me temo que a Montoro le pasa lo que a algunos propagandistas del PP,
que les repugna el cine español, pero son incapaces de recordar cuál fue
la última película española que han visto después de Raza. Después de Raza y antes de Las brujas de Zugarramurdi.
El cine español es de la misma calidad que la literatura
española, que la pintura española, o que el teatro español. Es más que
probable que sea de más calidad que el ministro con vocación de crítico
cinematográfico.
Montoro tiene derecho a que no le
gusten las series de televisión o las películas españolas, aunque no las
haya visto; pero aunque sólo sea porque el cine es una industria, que
crea(ba) puestos de trabajo, aunque solo sea porque es la imagen de
España en todo el mundo (formaría parte de su cacareada marca España),
el ministro de Hacienda debería ser un poco más prudente.
Es como si Montoro dijera que todos los trabajadores que están en paro
en España es porque son malos, o todos los jóvenes que tienen que
buscarse la vida en otros países es porque son malos, o que los
científicos, ingenieros, gentes cualificadas que se han tenido que ir de
España es porque son malos, y no por la crisis económica. A lo mejor,
Montoro nos puede decir que, en sentido contrario, Rato tiene mucho
trabajo –bueno, mucho sueldo–, porque es muy bueno, y no por otras
razones.
Lo cierto es que en el cine español actual
hay directores, actores, guionistas, iluminadores, técnicos de una
extraordinaria calidad, que han llevado a miles de españoles a ver sus
películas a pesar de los precios, a pesar del cierre de salas, a pesar
de la subida del IVA, a pesar del cierre de las subvenciones.
Directores, actores, técnicos que triunfan fuera de España, que son
apreciados y valorados en otros países. Puede Montoro ver que entre las
películas más vistas el último fin de semana hay una buena porción de
cintas de directores españoles. No lo hará, seguirá en esa línea del
nacionalismo español que odia al cine español porque no le cuenta las
cosas como Raza.
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