¿Qué es la normalidad?.¿La resignación?¿El no pasa nada?.
La nueva Ley de Educación del PP, el decreto de becas, la subida de las tasas universitarias y la falta de una política educativa que no sea al menos lesiva para los intereses de la escuela y la universidad pública, justifican una huelga que debería llevar al ministro y a su equipo de vuelta a las tertulias.
Cuando nos alcanzan los datos de que España y numerosas comunidades autónomas hacen un esfuerzo menor en gastos e inversiones en Educación, la respuesta que nos dan los Genoveses es que lo importante es el rendimiento.
Tienen respuesta para todo y un único objetivo: el desmantelamiento de la escuela pública. Su sustitución por una escuela privada que lidere el proceso de formación de nuestros ciudadanos, siendo subsidiaria una escuela y una universidad financiada por tasas y administración como centro de beneficencia.
El destino de nuestro país depende de los esfuerzos que hagamos en la Educación pública. Esfuerzos que servirán para que mejore la propia escuela pública y (compitiendo) la educación privada.
Estoy de acuerdo con Antonio Miguel Carmona en Diario Progresista, de que la puesta en marcha de la LOMCE llevará consigo que las reválidas sirvan, no para recuperar sino para expulsar a los estudiantes con peor expediente. Se sustituye Educación para la Ciudadanía por educación para una minoría.
Tecnología desaparece y otras asignaturas , el ministerio las enclaustra a veces hasta su desaparición. Por ejemplo la música, que, lejos de reforzarse, se transforma en optativa.
Se contratarán profesores externos para corregir exámenes, una especie de tajo educativo que convierte a la profesión en meros inspectores temporales. La falta de respeto al profesorado y al alumnado es, créanme, alarmante.
La privatización del sistema educativo está negro sobre blanco, o, más bien, blanco sobre blanco. Eliminan en la norma la expresión “prestación del servicio público de la educación”. Lo dejan al libre albedrío del mercado sin que la administración pública sea la que lidere la educación y la formación de nuestros jóvenes.
Por su parte, el decreto de becas es tan lesivo para nuestros estudiantes como para la imagen externa de nuestro país. El incremento de tasas universitarias está ya suponiendo un grave daño para todos los estudiantes cuyas posibilidades, pudiendo ser académicas, no son económicas.
La respuesta del ministerio no se ha hecho esperar: “se trata tan solo de reivindicaciones salariales del cuerpo docente”. ¡Qué vergüenza!, ¡qué nivel! La Secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, declaró que la huelga se lleva a cabo para empeorar el nivel educativo de los alumnos.
Esta gente no sólo no pueden llamarse políticos, menos estadistas. No son siquiera hombres o mujeres públicos. No podrán llamarse jamás patriotas. Ni inteligentes. Son los que hay que cambiar, los que vamos a cambiar.
Digital El Diario
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