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jueves, 31 de octubre de 2013

El salto del ángel

Libro de Ángel Gabilondo
"El salto del ángel"
Editorial Aguilar

En España sobran “peritos en desanimar”. Gente cuyo único objetivo es sembrar el desaliento para parecer ellos mismos más destacables. Y eso se combate, dice Ángel Gabilondo, con “palabras para comprendernos”. En El salto del ángel (Aguilar), el catedrático de Metafísica de la UAM y ex ministro de Educación se zambulle en lo desconocido, como Il Tuffatore, para “ensanchar los límites de lo posible”. Porque pensar no es sólo interpretar lo que pasa, si no hacer que pasen cosas.

El libro es un conjunto de textos escritos del mismo modo en que se han de leer: sorbo a sorbo. Estas 170 reflexiones, de tres o cuatro páginas cada una, atienden problemas de fondo de nuestra sociedad, con calado filosófico y voluntad movilizadora. “Hacen falta discursos -no sólo en el ámbito político- capaces de mover, motivar y emocionar”, explica su autor, y recuerda oportunamente que los tres verbos proceden del latín movere. “Ahora vivimos tiempos de crisis, pero también de aliento. Eso sí, un aliento con contenido, a mí la euforia me da tristeza”.


 En este imperio de la inmediatez, en la reductora tiranía de la última hora, el presente ha sido borrado por la actualidad: “Somos narradores de lo que pasa, pero no construimos un presente, no pensamos en nuestro propio tiempo”. Gabilondo propone la irrupción de la filosofía en la sociedad para quitarle ese aire de vitrina que le atribuye el ciudadano de a pie y acabar con “esa percepción de que pensar hasta distrae”. A ello espera contribuir con un ensayo “que no tiene nada de catarsis ni de terapia”, y que nace de la experiencia, de la convicción y de la búsqueda. “Está escrito desde una pasión por el conocimiento, por la palabra y por la polis (o por la política, si se quiere, pero no por la politiquería)”.

El compromiso social, el cuidado y el cultivo de uno mismo, la sensibilidad estética y el encuentro con la otredad son algunos de los temas recurrentes del libro, escrito con un tono sereno y conciliador. Lógicamente, la educación constituye uno de los mayores desvelos del catedrático, que ha sido también rector de la UAM y presidente de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas.

 

Portada de El salto del ángel

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