Algún chistoso ha dicho que Rajoy nombrará candidato a las elecciones europeas después de celebrarse la consulta; otros sesudos pensadores opinan que el presidente del gobierno ha urdido una inteligente estrategia para que la candidata socialista, Elena Valenciano, no tenga oponente visible hasta el último momento.
Existen otras versiones que apuntan a la conocida inacción de Rajoy, ni si ni no hasta que la fruta se caiga del guindo, una filosofía válida para un no-pensador zen pero más que discutible para un presidente de España que no puede mirar siempre para otra parte como si el presidente fuera en realidad su ojo extrábico.
Y existe una última versión sobre el enorme carajal en que se ha convertido el PP, plagado de intrigas, corruptelas y escurrir el bulto que no están las cosas ahora para encabezar nada que luego ponen la lupa y sale lo que sale. Y lo que aún no ha salido. El PP fía buena parte de su futuro a que todos olvidemos buena parte de su pasado y de su presente.
No sería de extrañar que ante tal cúmulo de indecisiones –que ya lo dicen todo sobre quien gobierna en España y en Castilla-La Mancha- al final fuera María Dolores de Cospedal la candidata del PP a Europa. Cosas más sorprendentes hemos visto. Y nos quedan por ver.
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