Marín, consejero del Gobierno de Cospedal, del PP, quiere en colaboración con el Ministerio de Defensa poner en marcha talleres y cursos para la formación permanente del profesorado sobre seguridad y defensa, a fin de que a su vez introduzcan estos conceptos en la educación de los jóvenes "estrechando los vínculos entre la sociedad civil y militar".
Es paradójico, aunque ideológicamente acorde con la derecha tan conservadora que rige los destinos del PP de Castilla-La Mancha, que el partido que lo primero que hizo al asumir el Gobierno de España fue suprimir la asignatura de la Educación para la Ciudadanía, aprobada por el Parlamento español por holgada mayoría y promovida por el Gobierno de Zapagtero, porque "adoctrinaba" a los alumnos en "valores democráticos", quiera ahora "adoctrinar" a los jóvenes sobre los valores militares, con el envoltorio dulzón de que los ejércitos más que nada son ONG.
Primero, han introducido los valores empresariales, la idea del emprendedor como uno de los grandes objetivos de la educación, a la vez que han colocado en un rincón secundario el esfuerzo de los maestros y educadores en formar a los jóvenes para que sean mejores ciudadanos y puedan defender con criterio y juicio los valores de la democracia, que por su propia contradicción, abiertos siempre a la crítica y al debate, son los más difíciles de defender en el entorno social, mucho más que los valores militares, basados en la obediencia, o los empresariales, sustentados en el poder del dinero.
La educación es una cosa seria, la defensa del país también, pero cada uno en su campo, porque un buen militar democrático no es aquel que aprende a manejar un tanque en la escuela sino el que aprende a manejar un tanque tras pasar por la escuela, donde se le ha formado como ciudadano.
Una cuestión de matices, una cuestión de principios
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