El año 2013 está entrando en su recta final. Nada nuevo, nada bueno nos ha traído. Ha sido un ejercicio de debilidad política en todos los ámbitos. De mucha irresponsabilidad, todo cara a la pose, la foto y los adornos florales .Ha primado la corrupción, el deterioro social, el hastío ciudadano.
La personas de a pie, la gran mayoría de los ciudadanos, asistimos desarmados y confusos al gran teatro de la vida pública. La situación de eufemismos es tan fuerte que nos faltan argumentos dialécticos.
Lo que tenemos son sentimientos de indignación, de cansancio, de preocupación profunda y de abandono de nuestras capacidades para organizar una cruzada pacífica para recomponer éticamente la vida política.
Si no hay limpieza de verdad bajo las alfombras, no vamos a quitarnos esta pesadilla de encima. Si les permitimos que nos cuenten historias para no dormir, terminarán consiguiendo que nos agarrotemos, que nos sintamos extraños en nuestros ideales.
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