Si les dicen que estamos en el año 6014, seguro que les habla un masón, que suma 4.000 al año en curso. La masonería no es ni un partido político, ni un sindicato, ni una religión, ni una secta, tampoco es una sociedad secreta, en sus orígenes tan sólo pretendía ser una escuela de formación humana.De todo ello da debida cuenta la exposición que sobre este tema acoge la Biblioteca de la Universidad de Castilla-La Mancha en el Campus de Ciudad Real.
Con todo lujo de detalle se muestran diferentes y variados objetos y símbolos masónicos de gran interés histórico y de reconocido valor documental. Del mismo modo destaca el preciosismo y la belleza de algunas de las piezas. Tal es así que que merece la pena una visita.
La masonería no es algo arcaico, un masón declarado es Manuel Valls, primer ministro de Francia que aunque afirma no estar activo, estuvo afiliado al Gran Oriente de Francia. En España, en los últimos 30 años ha habido sólo un ministro español abiertamente masón: el canario Jerónimo Saavedra.
Un experto en estas cuestiones es el profesor de Historia Contemporánea de la UCLM, Angel Ramón del Valle, que, en declaraciones a Lanza, explicó que la masonería, se daba en ambientes intelectuales similares a lo que en la actualidad son los ‘clubes rotarios’. En sus encuentros se organizaban debates éticos y de tipo humanista.
La masonería data del siglo XVIII en Inglaterra y hasta el siglo XIX no se extiende al resto de Europa, siempre con el secreto como máxima. De ese ‘secretismo’ nace la leyenda de las confabulaciones
De Francia a AlmagroDe la mano de los ejércitos napoléonicos llega la masonería a Ciudad Real. La primera logia de la provincia se instala en Almagro en concreto en un edificio que hay enfrente del convento de San Agustín. Según explica el profesor del Valle, esa misma logia se trasladó a Manzanares y allí permanecieron hasta que finalizó la Guerra de la Independencia. En ambas localidades se empieza a introducir afrancesados que colaboran en la administración provincial y se convierten, así, en los primeros españoles que aparecen en las logias.
Los masones de Almagro procedían de la Ilustración, uno de los más conocidos fue el sacerdote, Tomás Hornero. Desde esa época, hasta la Restauración (año 1875) no hay más datos de logias masónicas en la provincia. El profesor del Valle sostiene que en Ciudad Real no se prodigaron mucho aunque se registraron logias en la capital, en Daimiel, Brazatortas, Almadén, Tomelloso, Alcázar de San Juan o Valdepeñas. Si bien, todo parece indicar que, como en el resto del país, sin influencia notable.
( Lanza 14 de abril)
No hay comentarios:
Publicar un comentario