Se ha montado un pequeño revuelo en nuestro pueblo ya que los
actuales mandamases municipales, en su afán artístico, y por sorpresa, habían
empezado a dar una manita de pintura plástica al patio del Almacén de Fúcares, sede actual
de la Universidad Popular de Almagro. Entre dimes y diretes, no nos hemos
aclarado muy bien si eran pruebas de pintura o ya la pintura misma; el caso es
que las Autoridades Provinciales Populares de Patrimonio hicieron detener las presuntas
obras hasta que existiera un dictamen al respecto en relación a su idoneidad.
Nos han intentado convencer que “mucha gente” había reclamado
la citada obra, pues la restauración que se hizo en el año 1975 dejaba bastante
que desear en relación a su estado original en el siglo XVI. Desde un punto de
vista puramente técnico, es verdad que la restauración que se hizo en su día
fue toda una “recreación” nueva para ese espacio, pero ya se sabe que en
aquellos años se podía opinar poco y protestar menos.
En aquel 1975 el estado compró el edificio y, creo, lo
rehabilitó según proyecto firmado y
dirigido por el magnífico arquitecto Miguel Fisac , arquitecto al que no hace
ni tres Plenos Municipales le homenajeaban imponiendo su nombre a los jardines
más feos de Almagro, y ahora quieren cambiarle una de las obras de restauración
que realizó. Tal vez los herederos del genial arquitecto querrán decir algo al
respecto, ya que la ley de propiedad intelectual les autoriza.
No quisiera yo meterme
en el berenjenal de si son galgos o
podencos, como lo original del siglo XVI o como lo restaurado de finales del
siglo XX. No alcanzo a comprender ni las prisas ni el contexto de las decisiones.
Si nos vamos a trasladar al Siglo XVI que, en principio, puede parecer correcto,
hágase bien; redactando un Plan Director de esa obra de restauración firmado
por técnicos (arquitecto-arqueólogo) competentes que, pedagógicamente, puedan
convencer de los cambios globales que han de acometerse en el patio, en la
fachada o en otros espacios; obras que podrán realizarse por fases según
disponibilidad presupuestaria. Todos los expertos de la Universidad, del
Colegio de Arquitectos, de Patrimonio, etc, no dirán algo distinto a esto.
Desde ahora ruego a
todos coherencia. Si el mismo número de personas, o mayor, que han pedido estas
transformaciones en el almacén de Fúcares, pidieran mañana cambiar el pavimento
de adoquín granítico de la Calle Feria por el adoquín más tradicional de nuestra zona Calatrava que llevaba ahí cincuenta años, pues también habría que hacerlo. La
restauración efectuada en la calle Feria hace cinco años es incómoda, los
adoquines puntiagudos maltratan nuestros pies , casi todo el mundo los detesta,
incluso se camina en hilera por las aceras para evitarlos .¿No se podría pensar
en volver a los tradicionales, aunque no fueran del siglo XVI?.
Un poquito de coherencia, si las restauraciones del año 95 en el almacén Fúcares no fueron
muy ortodoxas, que no lo fueron, la más reciente pavimentación de la calle
Feria ha sido calamitosa y despilfarradora ; supongo que también podemos pedir
su cambio a unos adoquines más cómodos, de materiales volcánicos de nuestra
tierra Calatrava .¡Vamos, los de siempre¡.
¿O no se puede exigir por “mucha
gente”?.
Ángel López Jiménez
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