La tarde del pasado jueves tuve el honor de tomar un cargado café en una alargada sobremesa con el periodista y politólogo Eduardo Sotillos; tertuliano donde los haya de radio y televisión.En su carrera profesional cuenta con el premio antena de oro radio y el premio ondas de televisión.Estuvo al frente de programas culturales como "El nuevo espectador", director de RNE,presentador del Telediario noche de Tve , tertuliano en Telecinco, Telemadrid y, sobre todo, en la Cadena Ser. También fue Portavoz del primer gobierno de Felipe Gonzalez, en aquellos años que se llamaron de la transición. Charlar animadamente, sin prisas, con un tertuliano de tan alta alcurnia profesional es toda una experiencia, más cuando en muchísimos de los temas coincidíamos.
Manifestó a lo largo de la conversación cómo vivimos de titulares y cómo los tiempos políticos corren que son un primor; todo se hace viejo tras varias semanas en la prensa. Naturalmente la corrupción, los seis millones de parados y el desprecio de los ciudadanos hacia la denominada clase política fueron algunos de los cortes de la charla.
Ante los políticos actuales, y la política desprestigiada en general, caben algunos remedios: el no callarnos, el disentir en voz alta y clara, la utilización de las redes sociales. Hay que conectar a los políticos con la calle. Hoy están alejados de las inquietudes ciudadanas y se ganan a pulso su propio descrédito; a pesar de todo , sí hay que tener respeto a la política, y a los políticos, que generen credibilidad.
Coincidimos en bastantes cosas, en la flojedad de la oposición que se hace actualmente al partido gobernante, en que no se debe pactar con quien hizo de la crispación siempre su moneda de acción política, en que hay que ofrecer una alternativa convincente, que seguramente hay que renunciar a muchas comodidades y, sobre todo, que hay que participar, en la opinión al menos.
Me parece ideal este respeto a la política, que sabe a convivencia, cada cuál optando por sus propias identidades, defendiendo al ciudadano desde la cercanía y la credibilidad de hacer lo que se piensa y pensar lo que se dice. Respeto a los que hacen propuestas en las instituciones, o para las instituciones, al mismo tiempo que respetamos a los que protestan, pues la palabra con argumentaciones siempre es una acción democrática.
Charlar varias horas con una personalidad como la de D. Eduardo Sotillos siempre da fuerza, para seguir reflexionando en lo colectivo, en lo público...en la política, que puede y debe ser defendida , ya que somos el conjunto de los ciudadanos, y todos tienen su papel: protesta y propuesta.
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