Hasta San Antón Pascuas son, dice el refranero popular; y el calendario ha cumplido con el ritual. Ha llegado el primero de los festejos de los denominados Santos Viejos. En Almagro se mantiene gracias a la Hermandad del Santo de los animales: guarrillo por las calles que es subastado, rifa, limoná y los famosos hornazos de varios huevos que no falten.
Además de la Hermandad, los vecinos en general, mantienen la tradición de las hogueras que como fuego purificador contra enfermedades se encienden en la noche de vísperas para alumbrar el invierno, para calentar el viento y para alentar la fiesta improvisada, en torno a unas brasas finales donde asar patatas, bacalao y pimientos secos para lograr un exquisito somallao.
La hoguera, las brasas de lumbre, el fuego sagrado se hacía para apartar episodios de epidemias y peste de los tiempos antiguos. Recordarlos hoy ,con el nivel de desarrollo que aún disfrutamos, resulta todo un ejemplo de memoria colectiva, incluso de homenaje a nuestros antepasados que tuvieron que echarle mucha imaginación , y mucha investigación mágica,para utilizar la naturaleza como recurso primordial en sus vidas.
Alrededor de las lumbres, levantadas en plazuelas y esquinas de Almagro, se forman corros de vecinos, chicos y grandes, con sus manos unidas, girando por la hoguera, manteniedo sus palmas al ímpetu de las ascuas y cantando viejas coplillas y pareados: "la lumbre de San Antón, que salga la vieja del rincón". Para terminar, tras la ronda del porrón de vino, cantando canciones más actuales de los cuarenta principales que en todos los tiempos fueron.
Antiguamente, tras cocinar las viandas aportadas por todos, antes de apagar el fuego se recogían las brasas en los braseros de los vecinos, para terminar la noche en la intimidad familiar calentitos hasta la madrugada.Hoy, ignorados los braseros ,el agua apaga la magia purificadora y festiva hasta el año próximo y se reparte en tapper el sobrante de los aperitivos.
La hoguera, las brasas de lumbre, el fuego sagrado se hacía para apartar episodios de epidemias y peste de los tiempos antiguos. Recordarlos hoy ,con el nivel de desarrollo que aún disfrutamos, resulta todo un ejemplo de memoria colectiva, incluso de homenaje a nuestros antepasados que tuvieron que echarle mucha imaginación , y mucha investigación mágica,para utilizar la naturaleza como recurso primordial en sus vidas.
Alrededor de las lumbres, levantadas en plazuelas y esquinas de Almagro, se forman corros de vecinos, chicos y grandes, con sus manos unidas, girando por la hoguera, manteniedo sus palmas al ímpetu de las ascuas y cantando viejas coplillas y pareados: "la lumbre de San Antón, que salga la vieja del rincón". Para terminar, tras la ronda del porrón de vino, cantando canciones más actuales de los cuarenta principales que en todos los tiempos fueron.
Antiguamente, tras cocinar las viandas aportadas por todos, antes de apagar el fuego se recogían las brasas en los braseros de los vecinos, para terminar la noche en la intimidad familiar calentitos hasta la madrugada.Hoy, ignorados los braseros ,el agua apaga la magia purificadora y festiva hasta el año próximo y se reparte en tapper el sobrante de los aperitivos.
Conservar la memoria, las tradiciones, las relaciones fraternales vecinales y de amistades, son alicientes de
una vida monótona de problemas y fracasos, de crisis y demonios. Desde San Antón ,el ciclo de primavera está a la vuelta de la esquina y ,además, el fuego ha purificado el ambiente para que las flores brillen con toda su ansia.
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